En medio del imponente Parque Nacional Madidi, al norte del departamento de La Paz, se encuentra Ixiamas, un paraíso escondido que combina aventura, biodiversidad y una calidez humana difícil de encontrar en otros lugares. Este municipio, parte de la provincia Abel Iturralde, se ha ganado el título de “corazón del Madidi”, no solo por su ubicación privilegiada, sino por todo lo que tiene para ofrecer.
“Ixiamas es Amazonía pura”, afirma su alcalde, Félix Laime Yanaguaya. Y no exagera. Sus paisajes están marcados por lagunas cristalinas como la Espejo y Santa Rosa, bosques espesos donde habitan monos, tucanes, tigres y más de un centenar de especies silvestres, además de ruinas ancestrales que guardan la memoria viva de sus pueblos originarios.
Este rincón amazónico se convierte en un destino imperdible para quienes buscan conexión con la naturaleza sin filtros. Ríos caudalosos como el Madidi y el Inambari atraviesan su territorio, creando escenarios perfectos para la exploración y el descanso. Muy cerca del centro urbano, a apenas 20 minutos, se pueden visitar miradores naturales y sitios arqueológicos que forman parte del patrimonio cultural de la zona.
La hospitalidad de su gente también es parte de la experiencia. “Aquí recibimos con cariño y sin envidia, tratamos a los visitantes como parte de nuestra familia”, señala con orgullo Carolina Huanca, dirigente de las mujeres campesinas Bartolina Sisa. Esa actitud amable y abierta convierte cada visita en una experiencia cercana y auténtica.
La gastronomía local no se queda atrás. El jochi con yuca y el tradicional moqueado son platos típicos que conquistan a propios y extraños, elaborados con productos frescos y sabores que reflejan la identidad amazónica.
Cada 12 y 13 de junio, Ixiamas se llena de música, color y tradición durante la fiesta de San Antonio. La celebración incluye carreras de caballos, corridas de toros y coloridas presentaciones de fraternidades que representan a distintos sectores productivos del municipio.
Ixiamas no solo es un destino turístico; es un encuentro con la selva viva, con una cultura que se niega a desaparecer y con una comunidad que abre sus brazos a quienes se animan a descubrir su magia.
Revista Estamos Vivos