En El Alto, los amautas, guías espirituales y guardianes de la herencia andina, enfrentan un conflicto con la alcaldía. Las autoridades buscan reubicarlos debido al peligro de deslizamientos en la zona donde están sus casetas, pero ellos se resisten, asegurando que el lugar es sagrado y protegido por la declaratoria de patrimonio intangible de la cosmovisión andina.
El maestro Elías afirmó que, al igual que los kallawayas, los amautas están protegidos por la declaratoria de la Unesco, ya que realizan una labor espiritual y ceremonial. Incluso señalaron que en ese espacio está enterrado el corazón de Túpac Katari, símbolo de la resistencia indígena, lo que refuerza su convicción de permanecer ahí.
Por su parte, Gabriel Pari, secretario municipal de Gestión Ambiental y Riesgos, aclaró que la protección otorgada por la Unesco se limita a los kallawayas de Charazani y Curva, y no incluye a los amautas de la Ceja. Además, informes técnicos advierten que el terreno es inestable y podría colapsar con lluvias fuertes, poniendo en riesgo vidas y negocios cercanos.
A pesar de las notificaciones para su traslado, los amautas rechazan la propuesta. Argumentan que su permanencia es esencial para la protección del sitio sagrado, pero las autoridades insisten en que el peligro de deslizamientos hace inviable que continúen allí. La tensión persiste, y la disputa refleja un choque entre la preservación cultural y la seguridad pública.
Revista Estamos Vivos