Contrario a lo que muchos piensan, reciclar no es lo mismo que separar la basura. Ambas acciones son parte de un mismo proceso, pero con funciones distintas y complementarias. Todo comienza en casa, cuando los ciudadanos deciden clasificar el cartón, el papel y el plástico en lugar de desecharlos junto con los residuos comunes.

El jefe de la Unidad de Prevención y Adaptación al Cambio Climático de la Alcaldía de La Paz, Marco Martínez, explicó que muchas personas confunden ambos conceptos. “Cuando alguien dice que está reciclando en casa, en realidad está separando los residuos. El reciclaje ocurre después, cuando ese material es entregado a recicladoras o empresas que le dan un nuevo uso”, precisó.

El material recolectado es trasladado a la planta de clasificación de residuos de Alpacoma, donde los desechos inorgánicos como el plástico o el cartón son triturados y procesados, convirtiéndose en materia prima para generar energía. Parte de esta producción se destina a la empresa Soboce, que utiliza este recurso en los hornos para la fabricación de cemento.

Este sistema permite extender la vida útil del relleno sanitario de Sak’a Churu, al reducir significativamente la cantidad de residuos que llegan hasta allí. “Al disminuir entre 10 y 15 toneladas de desechos, logramos que el relleno tenga más años de servicio. Ya no se trata de buscar nuevos lugares para enterrar basura, sino de aprovechar lo que producimos”, destacó Martínez.

No todos los productos pueden reciclarse. Elementos como el papel higiénico, pañales o barbijos deben ser enterrados, mientras que el plastoformo requiere un tratamiento especial dependiendo de su volumen. La Paz avanza así hacia una gestión integral de residuos, que transforma los desechos en fuentes de energía útil y promueve una ciudad más sostenible.

Revista Estamos Vivos

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