El histórico Bono Juancito Pinto, creado hace casi dos décadas para fomentar la permanencia escolar, ha perdido fuerza frente al aumento del costo de vida. Las madres de familia denuncian que los Bs. 200 que reciben por cada hijo que estudia en colegios fiscales ya no cubren ni la mitad de los útiles ni los uniformes, y que muchas veces deben destinar el dinero a la compra de alimentos.

“Antes nos alcanzaba, aunque sea para un juguete, ahora ni eso. Pido que se toquen el pecho y piensen en nosotros”, expresó Sofía Mendoza, madre de tres niños, reflejando el sentir de miles de familias que ven cómo la inflación reduce el impacto de este beneficio.

El Bono Juancito Pinto fue implementado con éxito para estimular la asistencia escolar y reducir la deserción, además de brindar alivio económico a los hogares más vulnerables. Sin embargo, los incrementos sostenidos en los precios de productos escolares y alimentos han hecho que el monto actual pierda su poder adquisitivo, debilitando su propósito original.

Ante esta situación, las madres hacen un llamado urgente al Gobierno para que el bono sea actualizado o complementado, de modo que vuelva a representar un verdadero apoyo para la educación y el bienestar de sus hijos. La demanda refleja una realidad compartida: la necesidad de ajustar las políticas sociales al contexto económico actual para no dejar atrás a las familias que más lo necesitan.

Revista Estamos Vivos

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